Pese a todo lo hago, no sé decir que no. Doy una excusa por tonta que sea para no tener que hacer ese favor. Le digo la verdad, que no me apetece o no puedo hacer lo que me pide.
Le atiendo, pero procuro cortar cuanto antes con educación. Le atiendo sin mostrar ninguna prisa en que se marche. No quiero interrupciones, así que procuro que no me vea y que otra persona diga que estoy muy ocupado.
Depende de la confianza que tenga con la gente del grupo, me cuesta más o menos. Normalmente no me cuesta tomar decisiones, sea donde sea. Sí, me suele costar mucho tomar cualquier decisión cuando estoy en grupo.
Cambiaría bastantes cosas para así sentirme mucho mejor y estar más a gusto con la gente. Estaría bien, pero no creo que cambiara nada esencial de mi vida. No creo que necesite cambiar nada de mí.
Sí, unos cuantos. Sí, creo que todo lo que hago es ya un éxito. No.
Normalmente la razón la tengo yo. No todos, sólo algunos. Generalmente la mayoría da versiones válidas de la realidad. Todas las personas aportan puntos de vista válidos.
Le escucho atentamente, procurando que la conversación se desvíe a una crítica constructiva y poder aprender de mis errores. Que eleve la voz no se justifica en ningún caso. No tiene ningún derecho a tratarme así, por lo que no puedo escuchar lo que me dice hasta que no baje su tono de voz. Me molesta que me regañe y lo paso mal.
Mucho, no soporto que alguien me tenga mal considerado. No siempre, sólo cuando me interesa especialmente la amistad de la otra persona. Lo que los demás piensen de mí no influirá en mi forma de ser.
Sí, aunque me llevo algunos disgustos. Sí y disfruto conociéndome a mi mismo a través de los otros. No pregunto nada, por si acaso me encuentro con respuestas que hubiera preferido no escuchar.
Sólo algunas cosas de las que pienso son posibles. Me cuesta conseguir lo que quiero, no creo que pudiera. Con trabajo, suerte y confianza, seguro que sí.
No estoy convencido, pero hago lo que puedo porque tenga un valor. No, más bien pienso que muchas veces no tiene valor ninguno. Estoy convencido de que tiene mucho valor.
Depende del ambiente en que me mueva puedo ser más o menos tímido/a. No me cuesta hacer amigos ni relacionarme en cualquier situación. Creo que soy una persona especialmente tímida.
Esta pregunta presupone que oculto mis defectos, en cualquier caso mi respuesta es que no me importa y que prefiero que los conozca cuanto antes. Me siento muy mal y desde ese momento mi relación con esa persona ya no es la misma. Me resulta incómodo, pero procuro no darle mayor importancia.
Sí, me he sentido herido muchas veces. No hay nada que puedan decir que pueda herirme. Sí, pero sólo por palabras dichas por personas muy queridas.
Nada. No lo sé, son muchas cosas. Alguna cosa.
Mía, normalmente. Del otro, normalmente. Cada fracaso es distinto, a veces uno a veces otro.
Efectivamente, si nadie reconoce el valor de mi trabajo no merece tanto la pena. El valor de cualquier trabajo es independiente del juicio de quien sea. El valor de mi trabajo soy yo el único que puede juzgarlo.
No es que lo sienta, es que es verdad que nadie me quiere. Si, a veces siento que nadie me quiere. No, sólo en alguna ocasión siento que no me comprenden, pero no es lo mismo. Las personas a las que todo el mundo quiere no valen nada, sólo los grandes generan odios y enemigos. Nunca me siento así, las personas que me rodean me aprecian.
Pienso que no merece la pena el esfuerzo porque mis ideas no son tan buenas como creía y procuro atender a las ideas de los otros, dejando en adelante de ofrecer más ideas. Lo considero una estadística desfavorable, pero continúo aportando mis ideas si se me ocurre alguna interesante. Abandono el grupo, ya que mis ideas no son tenidas en cuenta y procuro formar otro en el que soy el líder o ir en solitario.
Hacia una mejora constante. Al desastre. A la normalidad.
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