Entrégame las alas
¿INFLUYEN LAS EXPECTATIVAS DE LOS PADRES SOBRE LOS HIJOS?
Cuenta una leyenda mitológica griega que el rey
Pigmalión esculpió una estatua con la figura ideal de la mujer. A
Pigmalión le gustó tanto su obra que quiso que se convirtiera en un ser
real. El deseo fue muy fuerte e hizo todo lo que pudo para conseguirlo.
Pidió ayuda a Venus Afrodita, la diosa del amor, la cual colaboró en que
su sueño se hiciera realidad. Así nació Galatea, su mujer ideal.
Cuando alguien anticipa un hecho, existen muchas
probabilidades de que se cumpla. A este fenómeno en Psicología Social se
le llama: “realización automática de las predicciones”; también se le
conoce como “El Efecto Pigmalión, o la profecía que se cumple a sí
misma”.
Existen muchos estudios de pedagogos y psicólogos que
confirman este hecho, entre ellos el de Rosenthal.
Éste dio a los
profesores de una escuela una relación de alumnos y les dijo que tenían
una capacidad superior, sin embargo, todos habían sido elegidos al azar.
Este grupo realizó más avance intelectual que el resto. El profesorado
esperaba mejores resultados y los tuvieron, con lo que la profecía
estaba cumplida.
“El Efecto Pigmalión” requiere de tres aspectos: creer
firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se va a cumplir y
acompañar con mensajes que animen su consecución.
Este fenómeno se da cuando hay relaciones de dependencia
entre las personas: padres e hijos, profesores y alumnos... El por qué
sucede, estaría relacionado con una energía sutil que las personas somos
capaces de enviar a otras; también interviene la que pone en marcha el
chico para adaptarse a lo que se espera de él y, así sentirse tenido en
cuenta, positiva o negativamente.
Conviene revisar nuestras expectativas, pues, a veces,
actuamos de forma contradictoria. Por ejemplo, le decimos al hijo que
estudie, pero creemos que no lo hará, dado que lo hemos intentado muchas
veces. Ese proceso ha estado salpicado con frases del estilo: “Así no
aprobarás; no haces más que ver la televisión”. Sin darnos cuenta,
estamos colaborando en que el hijo cumpla lo que pensamos.
Lo que los padres y las madres esperamos de los niños y
niñas tiende a cumplirse. Por tanto, necesitamos tener expectativas
constructivas que les permitan sacar lo más brillante de ellos mismos y
desechar las negativas, pues los llevan a la degradación y a la merma
personal.
FUENTE: Qué es el Efecto Pigmalión:: Artículos de Psicología
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