Se presentan dos técnicas de relajación muscular progresiva, una activa y otra pasiva desarrolladas por el Dr. Fernando Bianco C. (1972-76) en base a los procedimientos recomendados por Jacobson y Schultz.
Conseguir un estado de reposo Físico y moral, dejando los músculos en completo abandono y la mente libre de toda preocupación.
Jacobson
argumentaba que ya que la tensión muscular acompaña a la ansiedad, uno
puede reducir la ansiedad aprendiendo a relajar la tensión muscular.
Se
persigue conseguir un estado de homeostasis en la cual tanto el cuerpo
como la mente entre en completo estado de reposo, de relajar los niveles
de contractibilidad e nuestro cuerpo.
El terapeuta lo
primero que le enseña al paciente es como medir la presencia de ansiedad
(angustia, temor, miedo, pánico) mediante la construcción del Termómetro de Unidades Subjetivas de Ansiedad (USA), ideada por Wolpe.
Se entrena al paciente en la técnica de relajación muscular, utilizando la técnica clásica modificada por el Dr. Bianco, siendo ésta de de dos tipos:
A. Activa
B. Pasiva
¿Cómo sería Tu vida mañana si todas las decisiones que tomaras hoy, fueran un acto de amor hacia ti mismo(a)?
Modelamiento por ejecución guiada y reforzamiento:
Procedimiento por medio del cual el instructor ó terapeuta, finge de modelo y realiza un comportamiento deseado, que posteriormente deberá repetir el paciente, siendo este reforzado por cualquier aproximación exitosa, hasta la consecución de la conducta Terminal.
Dentro de estos procedimientos describiremos:
Técnica del espejo
Creada por el Dr. Fernando Bianco Colmenares en el año 1975, tiene sus raíces en la Técnica de "BodyImagery" descrita por Hartman y Fithian y en los principios asertivos descritos por Salter.
La Técnica del Espejo
Define el conjunto de procedimientos que permiten visualizar el conocimiento o consideración de una persona para reconocerse mejor.
Se basa en modelamiento por medio de la ejecución guiada y reforzamiento
• Aprender, aumentar y mantener la autoestima
• Ejercitar los principios asertivos
El terapeuta procede a modelar la técnica colocándose frente a un espejo de cuerpo entero, que le permita observarse por completo, y luego procede a explicarle al paciente: En la mañana, después del aseo matutino, y, frente al espejo vas a comenzar a alabar tu intelecto, haciendo contacto visual y con la respectiva gesticulación (movimientos expresivos), vas a verbalizar, expresando en voz alta: yo soy inteligente, me gusta como pienso, soy espontáneo en mi pensamiento, se improvisar, soy capaz de ver una situación problemática y buscar una solución rápida, soy brillante, me afirmo, soy valiente, soy asertivo; esta expresividad dura aproximadamente de 3 a 5 minutos. Acto seguido el terapeuta indicará al paciente que modele la conducta que acaba de demostrarle, en un tiempo igual aproximado de 3 a 5 minutos.
Posteriormente el terapeuta indicará al paciente que al medio día se coloque nuevamente frente al espejo y pasará a alabar tu cuerpo, haciendo contacto visual y con la respectiva gesticulación (movimientos expresivos), vas a verbalizar: me gusta el color de mi pelo, me gusta el color de mis ojos, me gusta mis labios, me gusta mi nariz, mis cejas, mis orejas, me gusta el color y textura de mi piel, mi cuello, me gusta mi tórax, mis mamas, mis hombros, mis extremidades, mis manos son lindas, mis uñas, me gusta mi espalda, caderas, glúteos, mi abdomen, mi ombligo, mis genitales, (monte de Venus, vulva, pene y testículos según el caso) mis piernas, rodillas, mis pies; esta expresividad debe durar aproximadamente de 3 a 5 minutos. Acto seguido el terapeuta indicará al paciente que modele la conducta que acaba de demostrarle, con un tiempo igual aproximado de 3a 5 minutos. Finalmente el terapeuta indicará al paciente que en la noche se coloque nuevamente frente al espejo y le indica: ahora vas a alabar tu capacidad afectiva y sexual, haciendo contacto visual y, con la respectiva.
Esta técnica debe realizarse todos los días y para siempre.
Cuando el paciente vuelve a consulta el terapeuta le solicita que realice la técnica en su totalidad, con el objeto de comprobar cómo la esta haciendo y de ser necesario, aplicar los correctivos pertinentes.
• Evaluar el contacto visual, el tono de voz, la gesticulación, el contenido, la secuencia y el tono postural.
• Medir las USA antes y después
• Hay terapeutas que indican al paciente llevar un registro diario y horario del cumplimiento de la técnica.
• Es esencial ser minucioso en la realización de la técnica
Sabemos
que la ansiedad es una respuesta normal del organismo ante una
situación considerada potencialmente peligrosa. Hemos estudiado cómo
funciona esto fisiológicamente. Es muy importante tener en cuenta que no
podemos eliminar totalmente las respuestas ansiosas, dado que, en sí
mismas, constituyen un mecanismo adaptativo para sobrevivir.
Entonces, ¿Cuándo es conveniente consultar con un especialista?
Cuando
estos mecanismos de preparación ansiógena se activan sin ningún motivo
aparente, y esto empieza a trastornar nuestra vida cotidiana; o bien,
cuando necesitamos aprender a manejar mejor estas respuestas
fisiológicas de ansiedad para tener una mejor calidad de vida.
La ansiedad está íntimamente emparentada con la incertidumbre, y puede ser alimentada a través de tres vías diferentes:
Respuesta fisiológica: muchas veces los mismos
síntomas detallados en notas anteriores (ver fisiología de la ansiedad)
generan más ansiedad debido a que la persona no entiende bien lo que le
está pasando. Esta incertidumbre genera aún más repuesta de ansiedad, y
mantiene los síntomas.
Cogniciones de anticipación: Todo lo que pensamos afecta nuestro estado de ánimo, y determina nuestra condición de vida. Los pensamientos
que alimentan la sensación de incertidumbre hacia lo que vendrá,
potencian el miedo, y la espiral ascendente de síntomas. "¿Me sentiré bien cuando llegue?", "¿Podré hacerlo o no?", "¿Y si pasa algo grave?".
Relaciones interpersonales:
El modo en que nos relacionamos como también la calidad de nuestras
relaciones con otras personas también pueden afectar nuestro nivel de
stress. Cuando nuestras relaciones son inestables, y la incertidumbre es
mucha, es natural que experimentemos una sensación de ansiedad
constante. "Si haces esto, o lo otro, me voy..." Lo mismo
sucede cuando en nuestro entorno la modalidad de comunicación se torna
difícil de comprender. Esto ocurre cuando recibimos mensajes contradictorios o bien ataques a nuestra autoestima o seguridad personal. "¿Estás
segura de que vas a poder?", "¿No será demasiado para vos?", "Me gustaría
que seas más independiente... ... no me necesitas más?
Poder chequear de qué manera estos factores están influyendo en nuestra realidad personal, y con qué habilidad los estamos manejando, es una buena manera de entrenarnos para controlar nuestros estados de ansiedad.
Metáfora que nos enseña como nuestras vacas (conformismo) no nos dejan progresar.
La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus
discípulos por qué muchas personas viven atadas a una vida de
mediocridad y no logran superar los obstáculos
que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más
importante que el joven discípulo podía aprender era observar lo que
sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos
a utilizar nuestro verdadero potencial.
Para impartir su lección al joven aprendiz, aquella tarde el maestro
había decidido visitar con él algunos de los lugares más pobres y
desolados de aquella provincia.
Después de caminar un largo rato encontraron la que consideraron la más humilde de todas las viviendas.
Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte
más distante de aquel caserío, debía ser -sin duda- alguna la más pobre
de todas. Sus paredes milagrosamente se sostenían en pie, aunque
amenazaban con derribarse en cualquier momento; el improvisado techo
dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios que se acumulaban
a su alrededor daban un aspecto decrépito a la vivienda.
Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella casucha
de 10 metros cuadrados pudiesen vivir ocho personas. El padre, la madre,
cuatro hijos y dos abuelos se las arreglaban para acomodarse en aquel
lugar.
Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda miseria reinante.
Curiosamente, en medio de este estado de escasez y pobreza total,
esta familia contaba con una posesión poco común en tales
circunstancias: una vaca.
Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a
aquella familia con el poco alimento de algún valor nutricional. Pero
más importante aún, esta vaca era la única posesión material de algún
valor con que contaba aquella familia. Era lo único que los separaba de
la miseria total.
Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el
maestro y su novato discípulo. Al día siguiente, muy temprano y sin
despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su
camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha, el anciano
maestro le dijo a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que
has venido a aprender”.
Sin que el joven pudiese hacer nada para evitarlo, el anciano sacó
una daga que llevaba en su bolsa y degolló la pobre vaca que se
encontraba atada a la puerta de la vivienda, ante los incrédulos ojos
del joven.
Maestro, dijo el joven: “¿Qué has hecho? ¿Qué lección es ésta, que
amerita dejar a esta familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar
esta pobre vaca, que representaba lo único que poseía esta familia?”
Haciendo caso omiso a los interrogantes del joven, el anciano se
dispuso a continuar la marcha, y maestro y discípulo partieron sin poder
saber qué suerte correría aquella familia ante la pérdida de su única
posesión.
Durante los siguientes días, una y otra vez, el joven era confrontado
por la nefasta idea de que, sin la vaca, aquella familia seguramente
moriría de hambre.
Un año más tarde, los dos hombres decidieron regresar nuevamente por
aquellos senderos a ver qué suerte había corrido aquella familia.
Buscaron la humilde posada nuevamente, pero en su lugar encontraron una
casa grande. Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe
demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían tenido
que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores
posesiones, se había adueñado de aquel lugar y había construido una
mejor vivienda.
La Historia De La Vaca
¿Adónde habrían ido a parar aquel hombre y sus hijos? ¿Qué habría
sucedido con ellos? Todo esto pasaba por la mente del joven discípulo
mientras que, vacilante, se debatía entre tocar a la puerta y averiguar
por la suerte de los antiguos moradores o continuar el viaje y evitar
confirmar sus peores sospechas.
Cuál sería su sorpresa cuando del interior de aquella casa salió el
hombre que un año atrás le diera morada en su vivienda. ¿Cómo es
posible? preguntó el joven. Hace un año en nuestro breve paso por aquí,
fuimos testigos de la profunda pobreza en que ustedes se encontraban.
¿Qué ocurrió durante este año para que todo esto cambiara?
Ignorante del hecho de que el discípulo y su maestro habían sido los
causantes de la muerte de su vaca, el hombre relató cómo, coincidencialmente, el mismo día de su partida, algún maleante,
envidioso de su vaca, había degollado salvajemente al animal.
El hombre continuó relatándole a los dos viajeros cómo su primera
reacción ante la muerte de la vaca había sido de desesperación y
angustia. Por mucho tiempo, la vaca había sido su única fuente de
sustento. El poseer esta vaca le había ganado el respeto de sus menos
afortunados vecinos, quienes envidiaban no contar con tan preciado bien.
Sin embargo, continuó el hombre, poco después de aquel trágico día,
decidimos que a menos que hiciéramos algo, muy probablemente, nuestra
propia supervivencia estaría en peligro. Así que decidimos limpiar algo
del terreno de la parte de atrás de la casucha, conseguimos algunas
semillas y decidimos sembrar vegetales y legumbres con los que
pudiésemos alimentarnos.
Después de algún tiempo comenzamos a vender algunos de los vegetales
que sobraban y con este dinero compramos más semilla y comenzamos a
vender nuestros vegetales en el puesto del mercado. Así pudimos tener
dinero suficiente para comprar mejores vestimentas y arreglar nuestra
casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una vida
nueva.
El maestro, quien había permanecido en silencio, prestando atención
al fascinante relato del hombre, llamó al joven a un lado y en voz baja
le preguntó:
¿Tú crees que si esta familia aún tuviese su vaca, estaría hoy donde ahora se encuentra?
Seguramente no, respondió el joven.
¿Si ves? Su vaca, fuera de ser su única posesión, era también la
cadena que los mantenía atados a una vida de mediocridad y miseria.
Al no contar más con la falsa seguridad que les proveía el sentirse
poseedores de algo, así no fuese más que una flacuchenta vaca, debieron
tomar la decisión de buscar algo más.
En otras palabras, la misma vaca que para sus vecinos era una
bendición, les había dado la sensación de poseer algo de valor y no
estar en la miseria total, cuando en realidad estaban viviendo en medio
de la miseria.
Así es cuando tienes poco. Lo poco que tienes se convierte en un
castigo, ya que no te permite buscar más. No eres feliz con ello, pero
no eres totalmente miserable. Estás frustrado con la vida que llevas,
más no lo suficiente como para querer cambiarla. ¿Ves lo trágico de esta
situación?
Cuando tienes un trabajo que odias, que no suple tus necesidades
económicas mínimas y no te trae absolutamente ninguna satisfacción, es
fácil tomar la decisión de dejarlo y buscar uno mejor. No obstante,
cuando tienes un trabajo del cual no gustas, que suple tus necesidades
básicas pero no te ofrece la oportunidad de progresar; que te ofrece
cierta comodidad pero no la calidad de vida que verdaderamente deseas
para ti y tu familia, es fácil conformarte con lo poco que tienes.
Muchos de nosotros también tenemos vacas en nuestra vida. Ideas,
excusas y justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad,
dándonos un falso sentido de estar bien cuando frente a nosotros se
encuentra un mundo de oportunidades por descubrir. Oportunidades que
sólo podremos apreciar una vez hayamos matado nuestras vacas.
Las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos,
aquellas cualidades, capacidades, modos de sentir o de pensar que nos
atribuimos, conforman nuestra “imagen personal” o “autoimagen”. La
“autoestima” es la valoración que hacemos de nosotros mismos
sobre la base de las sensaciones y experiencias que hemos ido
incorporando a lo largo de la vida. Nos sentimos listos o
tontos, capaces o incapaces, nos gustamos o no. Esta autovaloración es
muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la
realización de nuestro potencial personal y nuestros logros en la
vida. De este modo, las personas que se sienten bien consigo mismas,
que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver
los retos y las responsabilidades que la vida plantea. Por el
contrario, los que tienen una autoestima baja suelen autolimitarse y
fracasar.
Las personas somos complejas y muy difíciles de definir
en pocas palabras. Como existen tantos matices a tener en cuenta es
importante no hacer generalizaciones a partir de uno o dos aspectos.
Ejemplos:
Podemos ser muy habladores con los amigos/as y ser callados/as en casa.
Ser un mal jugador de fútbol no indica que seamos un desastre en todos los deportes.
Que no nos salga bien un examen no significa que no sirvamos para los estudios.
2. ¿CÓMO SE FORMA LA AUTOESTIMA?
El concepto de uno mismo va desarrollándose poco a poco a lo largo de la vida,
cada etapa aporta en mayor o menor grado, experiencias y
sentimientos, que darán como resultado una sensación general de valía e
incapacidad. En la infancia descubrimos que somos niños o niñas, que
tenemos manos, piernas, cabeza y otras partes de nuestro cuerpo.
También descubrimos que somos seres distintos de los demás y que hay
personas que nos aceptan y personas que nos rechazan. A partir de esas
experiencias tem¬pranas de aceptación y rechazo de los demás es
cuando comen¬zamos a generar una idea sobre lo que valemos y por lo
que va¬lemos o dejamos de valer. El niño gordito desde pequeño puede
ser de mayor un adulto feliz o un adulto infeliz, la dicha final
tie¬ne mucho que ver con la actitud que demostraron los demás ha¬cia
su exceso de peso desde la infancia.
Durante la adolescencia, una de las
fases más críticas en el desarrollo de la autoestima, el joven
necesita forjarse una identidad firme y conocer a fondo sus
posibilidades como individuo; también precisa apoyo social por parte
de otros cuyos valores coincidan con los propios, así como hacerse
valioso para avanzar con confianza hacia el futuro. Es la época en la
que el muchacho pasa de la dependencia de las personas a las que ama
(la familia) a la independencia, a confiar en sus propios recursos. Si
durante la infancia ha desarrollado una fuerte autoestima, le será
relativamente fácil superar la crisis y alcanzar la madurez. Si se
siente poco valioso corre el peligro de buscar la seguridad que le falta
por caminos aparentemente fáciles y gratificantes, pero a la larga
destructivos como la drogadicción.
La baja autoestima está relacionada con una
distorsión del pensamiento (forma inadecuada de pensar). Las personas
con baja autoestima tienen una visión muy distorsionada de lo que sen
realmente; al mismo tiempo, estas personas mantienen unas exigencias
extraordinariamente perfeccionistas sobre lo que deberían ser o
lograr. La persona con baja autoestima mantiene un diálogo consigo
misma que incluye pensamientos como:
Sobregeneralización: A partir de
un hecho aislado se crea una regla universal, general, para cualquier
situación y momento: He fracasado una vez (en algo concreto); !Siempre
fracasaré! (se interioriza como que fracasaré en todo).
Designación global: Se utilizan
términos peyorativos para describirse a uno mismo, en vez de describir
el error concretando el momento temporal en que sucedió: !Que torpe
(soy)!.
Pensamiento polarizado: Pensamiento
de todo o nada. Se llevan las cosas a sus extremos. Se tienen
categorías absolutas. Es blanco o negro. Estás conmigo o contra mí. Lo
hago bien o mal. No se aceptan ni se saben dar valoraciones
relativas. O es perfecto o no vale.
Autoacusación: Uno se encuentra culpable de todo. Tengo yo la culpa, !Tendría que haberme dado cuenta!.
Personalización: Suponemos que todo
tiene que ver con nosotros y nos comparamos negativamente con todos
los demás. !Tiene mala cara, qué le habré hecho!.
Lectura del pensamiento: supones
que no le interesas a los demás, que no les gustas, crees que piensan
mal de ti...sin evidencia real de ello. Son suposiciones que se
fundamentan en cosas peregrinas y no comprobables.
Falacias de control: Sientes que
tienes una responsabilidad total con todo y con todos, o bien sientes
que no tienes control sobre nada, que se es una víctima desamparada.
Razonamiento emocional: Si lo
siento así es verdad. Nos sentimos solos , sin amigos y creemos que
este sentimiento refleja la realidad sin parar a contrastarlo con
otros momentos y experiencias. "Si es que soy un inútil de verdad";
porque "siente" que es así realmente
3. FORMAS DE MEJORAR LA AUTOESTIMA
La autoestima puede ser cambiada y mejorada. Podemos hacer varias cosas para mejorar nuestra autoestima:
1. Convierte lo negativo en positivo:
Nunca pierdas las ganas de pensar en positivo, invierte todo lo que parezca mal o que no tiene solución:
Pensamientos negativos
"No hables"
"¡No puedo hacer nada!"
"No esperes demasiado"
"No soy suficientemente bueno"
Pensamientos alternativos
"Tengo cosas importantes que decir"
"Tengo éxito cuando me lo propongo"
"Haré realidad mis sueños"
"¡Soy bueno!"
2. No generalizar
Como ya hemos dicho, no
generalizar a partir de las experiencias negativas que podamos tener
en ciertos ámbitos de nuestra vida. Debemos aceptar que podemos haber
tenido fallos en ciertos aspectos; pero esto no quiere decir que en
general y en todos los aspectos de nuestra vida seamos “desastrosos”.
3. Centrarnos en lo positivo
En conexión con lo
anterior, debemos acostumbrarnos a observar las características buenas
que tenemos. Todos tenemos algo bueno de lo cual podemos sentirnos
orgullosos; debemos apreciarlo y tenerlo en cuenta cuando nos
evaluemos a nosotros mismos.
4. Hacernos conscientes de los logros o éxitos
Una forma de mejorar
nuestra imagen relacionada con ese “observar lo bueno” consiste en
hacernos conscientes de los logros o éxitos que tuvimos en el pasado e
intentar tener nuevos éxitos en el futuro. Pida a los alumnos/as que
piensen en el mayor éxito que han tenido durante el pasado año. Dígales
que todos debemos reconocer en nosotros la capacidad de hacer cosas
bien en determinados ámbitos de nuestra vida y que debemos esforzarnos
por lograr los éxitos que deseamos para el futuro.
5. No compararse
Todas las personas somos
diferentes; todos tenemos cualidades positivas y negativas. Aunque nos
veamos “peores” que otros en algunas cuestiones, seguramente seremos
“mejores” en otras; por tanto, no tiene sentido que nos comparemos ni
que, nos sintamos “inferiores” a otras personas.
6. Confiar en nosotros mismos
Confiar en nosotros
mismos, en nuestras capacidades y en nuestras opiniones. Actuar
siempre de acuerdo a lo que pensamos y sentimos, sin preocuparse
excesivamente por la aprobación de los demás.
7. Aceptarnos a nosotros mismos
Es fundamental que
siempre nos aceptemos. Debemos aceptar que, con nuestras cualidades y
defectos, somos, ante todo, personas importantes y valiosas.
8. Esforzarnos para mejorar
Una buena forma de
mejorar la autoestima es tratar de superarnos en aquellos aspectos de
nosotros mismos con los que no estemos satisfechos, cambiar esos
aspectos que deseamos mejorar. Para ello es útil que identifiquemos qué
es lo que nos gustaría cambiar de nosotros mismos o qué nos gustaría
lograr, luego debemos establecer metas a conseguir y esforzarnos por
llevar a cabo esos cambios.
Elaborar proyectos de superación personal
Una parte importante de nuestra autoestima viene
determinada por el balance entre nuestros éxitos y fracasos. En
concreto, lograr lo que deseamos y ver satisfechas nuestras
necesidades proporciona emociones positivas e incrementa la
autoestima.
Se ha apuntado como una forma de mejorar la autoestima el
esforzarse para cambiar las cosas que no nos gustan de nosotros
mismos. Vamos a trabajar sobre un método que puede hacer más fácil
estos cambios. Este método está compuesto por cuatro pasos
fundamentales:
Pasos para conseguir lo que se desea.
Plantearse una meta clara y concreta.
Establecer las tareas que se deben realizar para lograrla.
Organizar las tareas en el orden en que se deberían realizar.
Ponerlas en marcha y evaluar los logros que se vayan consiguiendo.
Veamos brevemente cada uno de estos pasos:
Primer paso: Plantearse una meta clara y concreta.
Una “meta” puede ser cualquier cosa que se desee hacer o
conseguir. Plantearse una meta de forma clara y concreta ayuda a tener
éxito porque nos ayuda a identificar lo que quere¬mos conseguir.
La meta que nos propongamos ha de reunir una serie de requisitos. Debe ser una meta:
SINCERA, algo que realmente queramos hacer o deseemos alcanzar.
PERSONAL, no algo que venga impuesto por alguien desde fuera.
REALISTA, que veamos que es posible conseguir en un plazo relativamente corto de tiempo (unas cuantas semanas).
DIVISIBLE, que podamos determinar los pasos o cosas que hemos de hacer para conseguirla.
MEDIBLE, que podamos comprobar lo que hemos logrado y lo que nos falta para alcanzarla.
Ejemplos:
Obtener una buena nota en una asignatura
Ser más popular
Llevarse bien con los hermanos
Hacer deporte
Ahorrar dinero
Segundo paso: Establecer las tareas que se deben realizar para lograrla.
Una vez que hayan concretado la meta que desean alcanzar,
pídales que piensen en lo que tendrían que hacer para conseguirla. No
todo se consigue en un día; para conseguir mejorar en cualquier
aspecto que te propongas has de hacer pequeños esfuerzos.
Póngales como ejemplo el caso de los ciclistas que
participan en la vuelta ciclista a España. La meta de muchos de ellos
es ganar la carrera. Pero para ello se tienen que superar a lo largo
de tres semanas distintas etapas (etapas de llano, etapas de montaña,
contrarreloj).
Tercer paso: Organizar las tareas en el orden en que habría que realizarlas.
Si se intenta llevar a cabo todas las tareas al mismo
tiempo, es muy probable que no se consiga nada. Para lograr una meta
es muy interesante que se ordenen las tareas que se deben realizar y
se establezca un plan de trabajo.
Una vez que tengan la lista de las tareas que deben
realizar pida que las ordenen. El orden se puede establecer de forma
lógica, según la secuencia temporal en las que se tengan que realizar
(para hacer una casa antes del tejado habrá que hacer los cimientos)
o, en el caso de que las tareas no necesiten una secuenciación
temporal, se puede empezar por las tareas más sencillas y que
requieran menos esfuerzo, dejando para el final las más difíciles o
costosas.
Cuarto paso: Ponerlas en marcha y evaluar los logros que se vayan consiguiendo.
Una vez elaborado el proyecto personal habría que
comprometerse con él y ponerlo en práctica. Para llegar a conseguirlo
es importante ir evaluando los esfuerzos realizados. Esto puede ser
difícil hacerlo uno mismo, pero es relativamente sencillo si se pide a
un familiar o a un amigo que nos ayude a evaluar nuestros progresos.
Vamos a ver un ejemplo en el que una persona uno elabora
un proyecto de superación personal con el fin de superar la timidez:
Ejemplo de Proyecto Personales
1. Meta: Superar a timidez.
2. Tareas para conseguirlo:
Saludar a gente que conozcas
Unirse a grupos de compañeros en el recreo
Iniciar conversaciones con compañeros
Iniciar conversaciones con desconocidos
Hacer preguntas al profesor
3. Organización de las tareas (empezar por lo más fácil y avanzar hacia las tareas más difíciles)
BIBILIOGRAFIA:
CASTAÑER, OLGA. ¿Por qué no logro ser asertivo?. DESCLE. 2001.
CASTAÑER, OLGA. La asertividad: expresión de una sana autoestima. DESCLE. 1996.
DE LAS HERAS RENERO, Mª DOLORES Y COLS. Programa Discover. Junta Castilla y León.
E. CABALLO, VICENTE. Manual de evaluación y tratamiento de las habilidades sociales. SIGLO XXI. 1999.
GOLDSTEIN ARNOLD. Habilidades sociales y autocontrol en la adolescencia. SIGLO XXI. 1999.
LUENGO MARTÍN, Mª ÁNGELES Y COLS. Construyendo la Salud. MEC.
MARTHA DAVIS, MATTHEW MCKAY. Técnicas cognitivas para el tratamiento del estrés. MARTÍNEZ ROCA. 1998.
MARTHA DAVIS, MATTHEW MCKAY. Técnicas de autocontrol emocional. MARTÍNEZ ROCA. 1998.
MATTHEW MCKAY, PATRICK FANNING. Autoestima Evaluación y mejora. MARTÍNEZ ROCA. 1999.
VALLÉS ARANDIGA A. Y VALLÉS TORTOSA C. Programa de refuerzo de las habilidades sociales III. EOS.
¿INFLUYEN LAS EXPECTATIVAS DE LOS PADRES SOBRE LOS HIJOS?
Cuenta una leyenda mitológica griega que el rey
Pigmalión esculpió una estatua con la figura ideal de la mujer. A
Pigmalión le gustó tanto su obra que quiso que se convirtiera en un ser
real. El deseo fue muy fuerte e hizo todo lo que pudo para conseguirlo.
Pidió ayuda a Venus Afrodita, la diosa del amor, la cual colaboró en que
su sueño se hiciera realidad. Así nació Galatea, su mujer ideal.
Cuando alguien anticipa un hecho, existen muchas
probabilidades de que se cumpla. A este fenómeno en Psicología Social se
le llama: “realización automática de las predicciones”; también se le
conoce como “El Efecto Pigmalión, o la profecía que se cumple a sí
misma”.
Existen muchos estudios de pedagogos y psicólogos que
confirman este hecho, entre ellos el de Rosenthal.
Éste dio a los
profesores de una escuela una relación de alumnos y les dijo que tenían
una capacidad superior, sin embargo, todos habían sido elegidos al azar.
Este grupo realizó más avance intelectual que el resto. El profesorado
esperaba mejores resultados y los tuvieron, con lo que la profecía
estaba cumplida.
“El Efecto Pigmalión” requiere de tres aspectos: creer
firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se va a cumplir y
acompañar con mensajes que animen su consecución.
Este fenómeno se da cuando hay relaciones de dependencia
entre las personas: padres e hijos, profesores y alumnos... El por qué
sucede, estaría relacionado con una energía sutil que las personas somos
capaces de enviar a otras; también interviene la que pone en marcha el
chico para adaptarse a lo que se espera de él y, así sentirse tenido en
cuenta, positiva o negativamente.
Conviene revisar nuestras expectativas, pues, a veces,
actuamos de forma contradictoria. Por ejemplo, le decimos al hijo que
estudie, pero creemos que no lo hará, dado que lo hemos intentado muchas
veces. Ese proceso ha estado salpicado con frases del estilo: “Así no
aprobarás; no haces más que ver la televisión”. Sin darnos cuenta,
estamos colaborando en que el hijo cumpla lo que pensamos.
Lo que los padres y las madres esperamos de los niños y
niñas tiende a cumplirse. Por tanto, necesitamos tener expectativas
constructivas que les permitan sacar lo más brillante de ellos mismos y
desechar las negativas, pues los llevan a la degradación y a la merma
personal.
FUENTE: Qué es el Efecto Pigmalión:: Artículos de Psicología